dijous, 30 d’agost del 2012

Senegal país de la teranga

Teranga en Wolof significa país de hospitalidad; y caracteriza a Senegal. País que asoma discretamente su nariz hacia el oeste, por el aroma del mar, en busca del Atlántico. Limita al norte con Mauritania, al sur con Guinea Conakry y Guinea Bissau y al este con Malí. Y es tan hospitalario que rodea en su interior, con un valle, a la República de Gambia.
Su historia es la historia compartida por muchos otros países de África, de dominación, esclavitud y colonización, hasta 1960, año en el que consiguió la independencia. Los conflictos bélicos con los países vecinos también han marcado su historia reciente.
La República Senegalesa se divide en once regiones, compuesta a su vez por 34 departamentos. Cada región toma el nombre de su ciudad capital: Dakar (capital del país), Diourbel, Fatick, Kaolak, Koldo, Louga, Matam, Saint-Louis, Tambacounda, Thiès y Ziguinchor.
La mayoría de la población es musulmana y aunque la lengua oficial es el francés, la gran variedad de etnias que posee el país, hace que esta lengua sea utilizada sólo por una minoría. Los wolof representan el 45% de la población, seguidos por los fulaní (22%), serer (15%), jola (4%) y mandigos (3%).
Por la historia, y a pesar la historia, Senegal sigue siendo una tierra de bienvenida, solidaridad y acogida. Es “el país de la teranga”. El país del Baobab.
 

Camino a Cap Skirring

 
A la mañana siguiente, nuestro último paseo por la Isla donde descubrimos un bosque de manglares por otra orilla de la isla, en ellos cantidades de ostras todas cogidas en las ramas dentro del agua. Unos amigos nos dieron a probar algunas de ellas, pero que curioso allí las ostras las comen cocinadas! A la orilla de los manglares, montañas y montañas de cascaras de ostras.









 
Después de comer nos despedimos de todos los que allí dejábamos, grandes amigos y grandes personas.








Y partimos a Cap Skirring.....


dimecres, 29 d’agost del 2012

Isla Carabanne III


El tercer día en la isla nos salió lluvioso, así que tuvimos que hacer una mañana de lectura y espacio personal para cada una de nosotras. Un desayuno y comida a su tiempo. Después de comer nos ofrecieron una visita a la Isla de Diogué.
Nuestra sorpresa fue encontrarnos montones de delfines por el camino, una sensación casi inexplicable, los pelos se nos pusieron de punta, casi nos quedamos sin aliento al poder oír el sonido de los animales respirar a tan solo un metro de nosotras, estremecedor!









Diogué vista de lejos es una estampa casi caribeña de cocoteros y playas libres de voracidad inmobiliaria. Pero según se acerca el cayuco – casualmente, el único medio con el que se puede llegar a ella – la imagen cambia. Nos dio la  bienvenida un poblado con enormes parrillas de madera donde se secan al sol toneladas de pescado del que, tradicionalmente, han vivido sus 2.000 habitantes. En el ambiente, un olor un tanto peculiar. Estamos en la desembocadura del río Casamance, a tiro de piedra de la frontera de Senegal con Guinea Bissau y a muchos kilómetros de las dos principales ciudades costeras del país. Aquí se concentran personas de diferentes países, desde gente de Mali, Mauritania, Guinea, Senegal…para pescar y convivir con sus diferencias, pero que la paz les abunda y trabajan juntos sin problemas.












Y entonces Almu pilló el volante!!

A la vuelta, y después de una gran tarde de sensaciones un nuevo atardecer en Carabanne nos esperaba.



Y una noche más a disfrutar del djembé en Carabanne. (El video no se vé muy bien, pero se aprecia la música que es lo importante)