Teranga
en Wolof significa país de hospitalidad; y caracteriza a Senegal. País que asoma
discretamente su nariz hacia el oeste, por el aroma del mar, en busca
del Atlántico. Limita al norte con Mauritania, al sur con Guinea Conakry
y Guinea Bissau y al este con Malí. Y es tan hospitalario que rodea en
su interior, con un valle, a la República de Gambia.
Su
historia es la historia compartida por muchos otros países de África, de
dominación, esclavitud y colonización, hasta 1960, año en el que
consiguió la independencia. Los conflictos bélicos con los países
vecinos también han marcado su historia reciente.
La
República Senegalesa se divide en once regiones, compuesta a su vez por
34 departamentos. Cada región toma el nombre de su ciudad capital: Dakar
(capital del país), Diourbel, Fatick, Kaolak, Koldo, Louga, Matam,
Saint-Louis, Tambacounda, Thiès y Ziguinchor.
La
mayoría de la población es musulmana y aunque la lengua oficial es el
francés, la gran variedad de etnias que posee el país, hace que esta
lengua sea utilizada sólo por una minoría. Los wolof representan el 45%
de la población, seguidos por los fulaní (22%), serer (15%), jola (4%) y
mandigos (3%).
Por la
historia, y a pesar la historia, Senegal sigue siendo una tierra de
bienvenida, solidaridad y acogida. Es “el país de la teranga”. El país
del Baobab.