dilluns, 27 d’agost del 2012

Isla Carabanne


He visto lugares
de altos montes y sabanas,
y he disfrutado mañanas
contemplando los pinares.
He morado en los hogares
de familias en pobreza,
y he descubierto belleza
en la gente entristecida,
y a pesar de mala vida
se conducen con nobleza.
Allí existe gentileza
y mucha, mucha alegría,
no existe la cruel arpía
que ambiciona la riqueza.
Viven en naturaleza
y con ella el alma encierra,
nada entienden de la guerra
no conocen armamento,
sólo usan el instrumento
en su pesca dia a dia.



Al llegar a la Isla, lo primero que pensamos era que debíamos disfrutar de aquel lugar, desde el principio hasta nuestra hora de partir. Así que fuimos a dar nuestro primer paseo y empezar a conocer a la gente de aquel lugar.
Lo primero que nos encontramos fué que nuestra habitación estaba al ladito de la casa de un gran amigo nuestro....

Una voz sonó por el primer piso, ¡españolas! ¿de dónde sois?. Me asomé y me encontré con un Senegales de dos metros que me decía,¡ yo soy mañico! A partir de este momento, Carabanne se convirtió en nuestra casa, conocimos a Bamba y nos regaló tantos momentos, que nunca podremos olvidarlo.


En el paseo conocimos a un hombre que acabó convirtiendose en nuestro gran amigo Paco Carabanne, un artista de los que no quedan, en menos de una hora te cose un vestido, un pantalón, o una falda a medida y del color que tu quieras, una gran persona.


Esa noche estábamos muy cansadas pero todavía tuvimos tiempo de visitar el pub Calipso donde por las noches su dueño Amadeo ofrece un tiempo de relax y alegría tomando unas cervecitas frescas del lugar acompañados de música Africana, todo un lujo en primera fila.
 Nuestra Maria, dandolo todo! iepaaaa.....


 En la foto de arriba, otro amigo, Celeste, nuestro cocinero de Carabanne, un chaval con mucha gracia.
Y más tarde a dormir, que con este calor, no sería muy larga la noche.

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